La tristeza es una de las 6 emociones básicas según Paul Ekman. En este artículo profundizaremos en esta emoción, aprenderemos a gestionarla y recordaremos que para vivir plenamente, hemos de aceptar nuestras emociones, inlcuída aquellas "menos populares" como la tristeza..
La tristeza es una emoción básica que produce decaimiento a nivel físico y mental. Surge como consecuencia de la sensación de pérdida, separación, fracaso o impotencia. Es una reacción ante una pérdida o situación adversa que nos supera.
Es útil aunque dolorosa, se trata del punto de arranque del proceso de aceptación de una realidad que nos daña.
La tristeza es la emoción que activa el proceso psicológico que nos permite superar pérdidas, desilusiones o fracasos. Nos permite establecer distancia con las situaciones dolorosas para asimilarlas y cicatrizar el dolor generado.
La tristeza indica al organismo que necesita un tiempo de introspección, donde desde la calma poder buscar soluciones al conflicto o situación que estamos viviendo. ¿Y si no se puede solucionar? entonces, la tristeza, nos permite asimilar lo que nos está pasando e ir poco a poco aceptándolo.
La tristeza es un nubarrón encima de nuestras cabezas, en ocasiones genera unas sensaciones muy desagradables, pero si aceptamos la emoción y nos permitimos un tiempo para asimilar la situación que estamos viviendo, si nos permitimos sentirnos tristes, podremos avanzar hacia otros estados emocionales.
Si intentamos tapar la tristeza, con conductas evitativas como ver la televisión, escapar de la situación, comer de forma compulsiva o empezar a consumir alguna sustancia. la tristeza seguirá ahí, intentando ayudarnos a afrontar el problema o la pérdida que estamos viviendo. La tristeza no desaparecerá con esta clase de conductas.
Cada persona es diferente, por lo que las mismas cosas no tienen por qué generar tristeza a todo el mundo. Hay ciertas situaciones, pérdidas, separaciones o fracasos que producen tristeza a un gran número de personas, puede que te identifiques con alguna, con todas o con ninguna de las siguientes:
Ante la tristeza nos replegamos sobre nosotros mismos. La tristeza nos permite aislarnos para iniciar el proceso de la gestión de la situación que nos está generando esta emoción.
Si permitimos que la tristeza funcione, seremos capaces de buscar pensamientos alternativos sobre la situación para poder encajar en nuestra historia personal el evento que nos ha generado la emoción. Seremos capaces de buscar soluciones o de afrontar la realidad dolorosa que estamos viviendo.
También, la tristeza, nos facilita reorganizar nuestras conductas para adaptarnos a la nueva realidad.
Hay tantas reacciones ante la tristeza como personas habitamos la tierra. Porque cada uno reacciona de una forma diferente.
La tristeza cumple una función adaptativa. Esto quiere decir que es una respuesta úlil a nuestro entorno, y que aumenta nuestras posibilidades de éxito de superar la situación. Hemos evolucionado para sentirnos tristes ante ciertas situaciones, y eso está muy bien porque:
Ante la tristeza aparecen cambios a nivel físico y psicológico, pero también conductual ya que tendemos al aislamiento social, dejamos de realizar actividades que antes nos motivaban, nos comunicamos menos.
Otros cambios experimentados son:
Podemos diferenciar entre tristeza saludable, no saludable y otras, debemos estar atentos de la diferencia, porque en el caso de que se nos presente una tristeza no saludable es recomendable pedir ayuda:
En ocasiones, podemos confundir la tristeza con otras emociones. Se trata de la tristeza secundaria, donde la tristeza en realidad enmascara otra emoción. Por ejemplo: Estamos enfadados pero lloramos, por lo que se puede confundir el enfado con tristeza.
Por último, se puede identificar la tristeza instrumental, que se utiliza para conseguir algo. Puede estar tan integrado en nosotros que no sepamos que lo hacemos. En estos casos, utilizamos la tristeza como método para conseguir un fin.
Seguir los siguientes pasos puede ayudarnos en la gestión de la tristeza, puedes buscar también tus propias herramientas, volviendo a momentos del pasado donde estuviste triste y lo superaste, utilizando de esta forma las herramientas que ya tienes.
Si no conectamos con la tristeza, no podremos tomar conciencia en profundidad de lo que nos sucede realmente. No permitiremos el progreso de otros estados emocionales que nos permitan afrontar la situación, pensamiento, pérdida o problema que nos está generando la tristeza.
Si no gestionamos la tristeza normalmente aparecen síntomas físicos, nuestro cuerpo somatiza, aparece cansancio, fatiga, cambios en el apetito, dormimos más o dejamos de dormir, se contracturan nuestros músculos…
Si no somos capaces de gestionar la tristeza, se irá acumulando en nuestro interior, y cuando finalmente aparezca, porque aparecerá, podrá aparecer una sintomatología desproporcionada. El ir acumulando tristeza nos va haciendo cada vez más frágiles.
Acepta todas tus emociones para vivir plenamente, la tristeza es una de ellas.